sábado, 9 de febrero de 2008

Fotogramas de la memoria (el mosaico 6)


La señorita A.M

La vi entrar por la puerta principal de la pensión y se dibujó su silueta a contraluz, me pareció una mujer muy guapa; alta, con el pelo rubio platino peinada a lo Marilin, gafas negras de sol, pantalón negro, una túnica tipo oriental, con mangas a la sisa y cuello barca y dos aberturas laterales a la altura de las caderas; en una mano un cigarrillo y en la otra un maletín negro alargado verticalmente y el puño negro; en una de sus manos llevaba una pulsera de oro de eslabones gruesos, con una sola moneda colgando de ella y zapatos negros salón.
Pidió su llave, de la habitación número 7, y subió.
Una nueva clienta pensé, y fui a preguntar a papá quien era ella, me dijo que era masajista, pero me quede igual, con seis años no sabía qué era eso.
Después lo fui descubriendo, cuando empezaron a llegar personas con tortícolis, niños afectados con la polio, y personas mayores que habían sufrido accidentes y no habían quedado bien, de ellos.
Ella iba a las casas a dar los masajes, pero en ocasiones los atendía allí mismo en su habitación, que siempre olía a linimentos como el Masagil, o el tío del bigote, que es como llamábamos al linimento Sloam, que llevaba una foto en la caja de un señor con unos bigotes enormes, y que se parecía a los que vendían los charlatanes de las películas del oeste.
A veces la acompañaba a dar sus masajes en un taxi a chalets de los primeros millonarios afincados en Marbella, pues tenía miedo de no saber lo que se encontraría, y a mí no me importaba ir.
En una de sus visitas a uno de los chalets, recuerdo uno, que los dueños ingleses y mayores tenían un cementerio de sus perros en el jardín, nunca había visto nada igual, con sus lapidas y frases cariñosas, como si se tratara de personas y en ese momento tenían vivos, como catorce o así.
A la hora del almuerzo ella comía en el comedor, atendida por las camareras, y siempre recuerdo que en la cocina el tema de conversación era lo guapa que era, la edad que podría tener, el porqué de su misteriosa soledad...su estilo, usaba pantalones y fumaba…leía libros…
Con el tiempo fue decorando su habitación, la nº 7 a su gusto; la recubrió de madera, y puso librería a todo alrededor, coloco un biombo, en uno de los rincones, y se encontraba cómoda allí.
Estuvo viviendo siete años en la pensión, es madrina de una hermana mía que lleva su nombre y se marchó porque se compro su propia casa.
Con el tiempo, supimos de su soledad, por personas que la conocían, había perdido a su marido y a su hijo de unos tres años, en un accidente, poco antes de llegar a Marbella.
Pero nunca nos conto su historia, era un misterio para nosotros.
En una ocasión que estaba muy enferma, una persona que la conocía bien, nos la contó, y nos dio una foto pequeña de su niño, como de carnet, la llevamos a una tienda de fotografía y pedimos una ampliación, que nos hicieron, como pintada a carboncillo, muy suave, se la enmarcamos y fuimos a visitarla y se la regalamos, nunca olvidare, su cara, ni sus lagrimas, lo cierto es que se puso mejor, se recupero y la tiene colgada en su habitación.
Ha sido una persona que ha influido mucho en mí, ya que siempre la he admirado.
Esto es un homenaje,

un beso Madrina.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy emotivoa y conmovedora la historia. Afortunadamente siempre quedan personas cuyos intereses van más allá de su ombligo y pubis.
Mientras lo leía me venía a la memoria una historia narrada en un libro de relatos pero no puede recordar si era Doris Lessing o Marguerite Yourcenar. Se trataba de la historia de una señora casada y con hijos que acudía cada tarde a la misma habitación de un hotel. Ésta simplemente para estar sola.

Marudemarbella dijo...

¡Interesante!
y muy coprensible, querer estar sola o solo.
A veces no se puede, aunque se desee, y otras veces, se siente uno solo aunque este reodeado de ua multitud.
En el caso de"la madrina" creo que es una supeviviente.
Ella tuvo muchos pretendientes, pero no quiso nada con ninguno.
Se hacía respetar, muy bién.
Al final trabajaba con la Jet set, marbellí y se cotizaba muy bien su tabajo, que nunca le faltó.
Hasta luego,
saludos

fiorella dijo...

Una historia diferente a la que vos contàs acà,pero en comùn està lo de ser alguien que sobrevive a varios giros bruscos de la vida,mi madrina.Sin yo quererlo ha sido poco a poco un referente para mì,su fortaleza.Me encantò descubrir este rincòn,de la mano de Princesa,creativo,luminoso.Me gusta y mucho encontrarme con dibujos y grabados,fotos,y si son de tu autorìa màs aùn.Un beso

Marudemarbella dijo...

¡Hola Fiorella!
¡vaya salto que has dado!
¡Me gusta que hayas venido por aqui!
Cuando vi tu blog, supe que eras muy creativa, me encanta el modo que tienes de presentar tus poemas,con las letras de colores y por supuesto los POEMAS, sabes darle un atractivo adicional,presentandolos asi.
Lo tengo que intentar yo alguna vez.
Imagino que tu pintas también, se te ve muy creativa.
Un beso,y otro a Princesa.

la-de-marbella dijo...

Creo saber de quien hablas. Mi madre tambien hizo muchas amistad con otra masajista. Llegó a formar parte de nuestra vida y la llamamos Tia Lola. Curiosamente, tambien vive sola. En su caso es por decisión personal. Como ves, nuestras vidas casí corren paralelas. Me has hecho acordarme de ella y voy a llamarla. Besos

Marudemarbella dijo...

Claro que sabes quien es.
Son muchos años aqui, y aunque la vida nos aleja y nos acerca dependiendo de muchas cosas, siempre queda el afecto, el recuerdo bonito.

Un beso