jueves, 24 de enero de 2008

La Explosión

















La explosión
Se escuchó una explosión y retumbó todo el colegio; no nos dejaron salir al recreo.
En cinco minutos, me llamó la madre superiora:
“Maru, tu tía ha venido a recogerte, quiere que salgas hoy antes del colegio”..., y me temí lo peor; mi casa estaba a 50 metros del cole bajando una escalinata, cuando vi la cara de mi tía, me asusté.
¿que ha pasado?
Nada… nada, el butano, ni a tu padre, ni a tu madre, ni a tus hermanos, les ha pasado nada, por eso he venido, para que no te asustes cuando llegues a tu casa.
¡vamos!, ¡así te quedas tranquila!
Conforme me acercaba a mi casa veía cristales rotos, las rejas estaban retorcidas y sacadas de su sitio y al llegar a la Plaza de los naranjos, donde estaba mi casa miré hacia arriba, y allí en lo alto de un naranjo, estaba la puerta de mi casa.
¡que extraño verla allí! mi puerta, con la que tanto jugué, de pequeña colgándome de ella y paseándome, como si estuviera en un tiovivo, o haciendo mis primeros garabatos con tiza, mientras mi padre me reñía; a veces sueño con mi puerta allá arriba del naranjo; y sueño que no la puedo alcanzar y me despierto sudando.
Pero me gustan las puertas, y ventanas, para mi son testigos de muchas cosas, y las acaricio, por si un día no las puedo alcanzar con mis manos.

Maru de Marbella

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Me apasina como cuentas las cosas. Desde lo particular, casi anecdótico a o trascendental, el ritmo, el tono. Fluye. Atrapa. Me recuerda a Poe. La historia es tremenda, impactante. La puerta y el naranjo.

Y la conclusión final. De lo trágico a lo espiritual. El Lorca que veneras brota de ti.

A mi también me encantan las puertas. Las llaves. Los candados. Como iconos. Como metáforas. La tuya es profundamente descriptiva.

Marudemarbella dijo...

Me hace gracia lo que dices, de mí,
Precisamente, tengo complejo por lo mal que escribo, y siempre me parece que hago el ridículo, y ahora vas tú me dices eso, ¡ups!
¡Gracias!
Lo cierto es que antes no podía estaba bloqueada emocionalmente supongo.
Me ha ayudado mucho Manel, a aprender expresarme, y mi sintaxis es pésima, los acentos me traen por la calle de la amargura, pero creo que practicando me corregiré.
¡Ya me has animao!
Por cierto Ganimedes
¿Cuando te vas a decidir a hacerte un blog?
Porque tu sí que escribes bien, y no como yo que más de diez líneas seguidas y necesito una brújula para salir del atolladero.

Te agradezco tus palabras, y que sepas que te admiro,
un beso
maru

la-de-marbella dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
la-de-marbella dijo...

Genial Maru!!! Conozco tu casa, conocí tu puerta y vivo como mia la plaza de los naranjos puedo sentir toda la carga emocional que expresas con tanta propiedad y soltura. Ahora,cuando mire hacia tu casa veré la puerta en los naranjos cercanos. Es la puerta de nuestra niñez.

La verguenza, he tardado años en descubrirlo, no llega a ninguna parte. Es más la verguenza te obliga a no realizar acciones positivas para una misma. Yo era capaz de todo por los demas y de muy poco por mi misma. Algo he conseguido cambiar, ya ves, hasta tengo blog!!!! Besos emocionados.

Marudemarbella dijo...

Es que tu familia ha vivido allí, puerta con puerta con mi casa..., tengo que escribir sobre eso, ¡que recuerdos!
Vuestra casa... me parecía enorme, mi primer número de teléfono el 333
La mitad de Ganimedes666 por cierto.
Es verdad lo que dices de la vergüenza, hay que quitársela de encima, y escribir.
Por cierto tú lo haces maravillosamente bien, y se nota que lees mucho, me encanta tu bog y la alegría que le imprimes, es un jardín virtual lleno de colores y de música.

Anónimo dijo...

La forma que tienes de contar lo que fué una tragedia, es especial.
La verguenza me parece que no lleva a nada y eso de que no escribes bien, dejémoslo a un lado, no pienso halagarte para que te pongas mimosona ¿Será posible?
Me gusta veros a las dos de Marbella con vuestros recuerdos....el mundo es un pañuelito chiquitín.
Gaminedes, abre un blog, por favor, me gustan tus comentarios.

Besos

Anónimo dijo...

Que fuerte lo del número de teléfono, Maru. 333. Predestinados. Sin opción alguna de escape.
Luna, me gustaría tener un blog, pero no carezco del punto de deshibición de Maru. Esa frescura con la que cuenta las cosas, su serena naturalidad, me cautiva. Además como ya le he trasmitido a ella alguna vez, esto ya es como un chat. Un poco el lugar de todos, donde se es bien recibido e impera la armonía.

Marudemarbella dijo...

Hola Ganimedes 666

Es verdad lo del numero, tiene gracia, ¡jajaja!

Vas a terminar por ponerme “colorá” como decimos aquí, haz como Luna no me halagues mucho que me lo voy a creer.
¡Ya quisiera yo escribir como tú!, lo que pasa es que la ignorancia es muy atrevida, de ahí mi frescura
Algún día me arrepentiré, cuando sea más sabia y lea lo que escribo ahora, y querré que me trague la tierra, mientras ahora aquí estoy tan pancha.
A mí me gustó mucho el escrito que me enviaste, así que no te hagas de rogar, bueno haz lo que quieras, pero nos encantaría leerte y de paso ver tus videos que son maravillosos.

Manel Oriol dijo...

Antes arrepentirte de lo que no te has atrevido a hacer, que atreverse y que no te salga como esperabas. Te das la oportunidad de volver a explorar de nuevo sobre el mismo tema. El aprendizaje se hace por repetición y con cariño, mucho mejor.
Adelante, que cada día estás mejor.
¡Ah, por cierto, la ortografía viene a ser como aprender a montar en bicicleta!
Un beso,
Manel

Marudemarbella dijo...

Hola Manel, te echaba de menos, ¡ya que lo dices!,
estoy aqui sin tu presencia, como cuando empece con la bici yo sola, o sea que pronto vendrá el batacazo.
Tu vigilame por si acaso que contigo me siento mas segura.
Pigmalión
Un beso

Anónimo dijo...

Me parece una muy docta opinión la Manel Oriol. Hoy fue al cine a ver la última película de Alex de la Iglesia, "Los crímenes de Oxford". Me parece una muy buena reflexión sobre este tema: las consecuencias de nuestros actos; el exceso, el defecto, el disimulo... Son nuestras obras las que acaban definiéndonos y no nuestras intenciones, sueños o proyectos.
No creo que el aspecto técnico de un texto sea un asunto baladí, sin embargo hay algo, para mí, que está muy por encima y es su capacidad para generar y trasmitir emociones. El mundo del arte y el de la ingeniería no son exactamente iguales. Lo importante es comunicar-se.

Marudemarbella dijo...

Estoy de acuerdo contigo Ganimedes666
Pero a mí me cuesta mucho transmitir, me estoy soltando ahora, y quizás lo que notas es mi miedo, que también, es una emoción muy fuerte.
Me siento como la cantante Tamara, la de no cambié, jeje
Me va dar la risa floja.
Por cierto la primer vez que leí un texto de Manel, me emocione muchísimo, y era un texto dedicado a unas "sardinas",
Un beso